domingo, 3 de febrero de 2008

Café solo


Sentía la necesidad de hablar, de comunicarme, pero solo en momentos y lugares desordenados. Cuando le vi, dije: este es exactamente el lugar perfecto para hablar.

El lugar era una cafetería dos calles más allá de Central Park, pero allí solo había dos o tres personas con rostro apagado que parecían inmersas en algún lugar lejano y que no mostraban actitud de querer relacionarse. En una pequeña mesa, al lado del cristal que daba a la calle que permanecía abarrotada de gente y de coches, estaba él, tomaba un café solo y parecía saborearlo tranquilamente, más pausadamente de lo habitual, algunos granos de azucar se habían derramado sobre la mesa, casi imperceptible, abria su moleskine y escribía algunas letras, luego se quedaba pensando algún rato...y así sucesivamente.

Me acerqué, me quité el abrigo y el se quedo mirando mi cuerpo como si nunca antes lo hubiera visto: Hola....
Ya no dijo nada más y yo me senté frente a el, pedí un café solo y comencé a escribir algo en una hoja de su libreta:

A una transeunte (Charles Baudelaire)

La calle atronadora aullaba en torno mío.
Alta, esbelta, enlutada, con un dolor de reina
Una dama pasó, que con gesto fastuoso
Recogía, oscilantes, las vueltas de sus velos,
Agilísima y noble, con dos piernas marmóreas.
De súbito bebí, con crispación de loco.
Y en su mirada lívida, centro de mil tomados,
El placer que aniquila, la miel paralizante.
Un relámpago. Noche. Fugitiva belleza
Cuya mirada me hizo, de un golpe, renacer.
¿Salvo en la eternidad, no he de verte jamás?
¡En todo caso lejos, ya tarde, tal vez nunca!

Que no sé a dónde huiste, ni sospechas mi ruta,
¡Tú a quien hubiese amado. Oh tú, que lo supiste!


Dejé la hoja junto a los granos de azucar y susurre un adiós, cuando abandoné la cafetería, dentro de ella todo seguía igual, aunque en el fondo yo sabía que no, ¿porque no había hablado?, entré en esa cafetería para hablar y era el lugar adecuado, pero no hablé y lo extraño era que ya no tenía ganas de hablar, de algún modo no me había sido necesario.
Llegaría a casa y simplemente esperaría



2 comentarios:

Eric GC dijo...

Así que... Café solo. Vaya, vaya. Me recuerda esto a un blog de alguien. No sé de quién. Mmm... Debo reconocer que a mí me gusta solo aunque acompañado. Por tanto, le invito cuando guste a saborear los aromas y sensaciones de una charla al atardecer dos calles más abajo de Central Park. Muchos besos (menudo cambio de look que has hecho en tu "bloj", no?)

Inés dijo...

Quizas es que me inspiré en ese alguien para escribir este mini relato...puede que lo conozcas, él es una persona calmada, le gusta el café solo y le gusta tomarlo despacio para saborearlo..además siempre ronda por Central Park (le encanta) y si mal no recuerdo tiene una moleskine, espero que después de la decripción minuciosa y detallada sepas quien es.
Ah! sepa usted que acepto gustosa su invitación.
Besitos
Inés